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La incidencia de las intoxicaciones aumenta en invierno, debido al confinamiento de animales y a la presencia de plantas en el interior de los hogares. Los mismos transcurren gran parte del día encerrados y entonces, por diversión, fastidio o aburrimiento, mastican las plantas (ingiriéndolas o no) o toman agua de floreros donde hubieran estado tallos, hojas o flores cortadas. También representan un peligro cuando el animal quiere satisfacer su necesidad de purgarse, ingiriendo de esta manera aquellas plantas que estén a su alcance. En general este comportamiento ocurre en animales adultos.

Es difícil reconocer una intoxicación. Muchos dueños reportan la exposición, pero no tienen evidencias claras de ello, lo cual dificulta el diagnóstico. El reconocimiento del tóxico ingerido y la identificación de la planta es importante para establecer un tratamiento.

Se debe tener en cuenta que la sintomatología varía con la sensibilidad del animal. Depende también de la especie, raza, sexo, edad, de la especie vegetal y del tóxico, como así también de la cantidad y parte del vegetal ingerido. Los signos pueden ser leves, presentándose un animal decaído con algún vómito esporádico; o más graves y variados, como por ejemplo:

 

  • ardores en cavidad bucal, 

  • alteraciones en la deglución,

  • disfonía o afonía,

  • edema de lengua, carrillos, fauces y ocasionalmente de glotis,

  • salivación con o sin espuma, 

  • trastornos gastrointestinales severos (náuseas, vómitos, diarreas que pueden llegar a ser sanguinolentas en casos de intoxicaciones graves), 

  • excitación o depresión del sistema nervioso central,

  • colapso, coma y muerte.

     

    La mayoría de las veces el tratamiento es sintomático y de soporte, debido a que existen pocos antídotos disponibles

     

    Cuando en la primera consulta elaboramos el plan sanitario y alimenticio para el cachorro, es importante, indicar medidas tendientes a evitar el consumo, no sólo de plantas, si no de cualquier material que pueda provocar daños en la salud.

     

    Es primordial considerar a priori, que todas las plantas que están en los hogares pueden ser potencialmente tóxicas. Se ha demostrado en alguna de ellas la presencia de sustancias altamente tóxicas, donde la sola ingestión de una pequeña cantidad, podría provocar grandes daños e inclusive la muerte del animal. El conocimiento de estas especies será de gran importancia al momento de elaborar las medidas de prevención.

     

    Para conocer cuales son las plantas ornamentales tóxicas de venta más frecuente en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, el área de Bases Agrícolas de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires, realizó un trabajo de relevamiento consistente en una encuesta a diversos viveros y profesionales.

     

Para poder desarrollar la encuesta se consideraron las plantas tóxicas citadas por la bibliografía nacional e internacional, en por lo menos 2 artículos, y se agruparon según taxonomía (n= 283 especies). Se desarrolló un cuestionario para  evaluar la existencia de estas especies y conocer frecuencia de venta, ciclo y hábitat de crecimiento. Se visitaron y encuestaron 24 viveros elegidos al azar, representando el 10% de aquellos con mayor importancia comercial, según la Cámara Argentina de Viveristas. Estaban distribuidos en las siguientes zonas: Capital Federal, Oeste, Norte y Sur del Gran Bs. As. Simultáneamente, se entrevistaron 24 clínicas veterinarias próximas a estos viveros, para evaluar el grado de información que poseían los profesionales respecto de las intoxicaciones con plantas ornamentales, diseñando otra encuesta para tal fin.

 

Los resultados obtenidos fueron clasificados en 4 grupos. En el primer grupo fueron consideradas aquellas especies con muy alta frecuencia de venta y que se encuentran en el 100% de los viveros entrevistados. Allí se pueden agrupar 10 especies de plantas tóxicas: filodendron -Philodendron spp.-; potus -Scindapsus spp.-; begonia -Begonium imperialis-; hiedra -Hedera helix-; laurel de jardín -Nerium oleander-; boj -Buxus sempervivens-, primavera -Primula spp.-; crisantemo -Chrysantemum spp.-, ficus -Ficus benjamina- y Azaleas – Rhododendron spp.-.

 

Otro grupo, también de 10 especies fue hallado en el 50 al 90 por ciento de los viveros: diefenbachia -Dieffenbachia exotica y picta-; schefflera -Schefflera sp.p-; muérdago -Ilex aquifolium-; berberis –Berberis vulgaris-; aucuba  -Aucuba japonica-; lobelia –Lobelia spp.-; ligustro -Ligustrum vulgare-; hortensia -Hydrangea spp.-; lantana -Lantana camara-; enamorada del muro –Ficus pumila-).

 

Finalmente, un tercer grupo compuesto por 165 especies, se hallaban disponibles en menos de un 50% de dichos establecimientos y correspondían a una frecuencia de venta de regular a baja y un cuarto grupo de 98 especies, que no estarían disponibles para la venta.

 

La importancia de la información obtenida en este relevamiento fue conocer cuales son las especies de venta frecuente y que son utilizadas como plantas de ornamento en esta región.

 

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la toxicidad de las plantas  puede variar según diferentes factores como ser:

 

  • La estación del año: el tóxico puede acumularse a mayores concentraciones en épocas de sequía; Ej.: helechos.

     

  • El estado de crecimiento de la planta: algunas son tóxicas en floración; Ej.: prímulas; otras en época de fructificación dado que el tóxico se concentra en el fruto; Ej.: aucuba.

     

  • Según las partes de la planta: por ejemplo la azalea donde todas sus partes son tóxicas pero  en  las hojas se  halla la mayor concentración.

     

  • De acuerdo a las condiciones de crecimiento y sanidad de la planta (humedad, temperatura, etc.)

     

     

    Independientemente de los factores mencionados se deberá recordar que la ocurrencia de una intoxicación por plantas, dependerá de la cantidad de material vegetal ingerido y de la susceptibilidad  individual del animal en cuestión.

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